Precisamente para esto último, ir a su descubrimiento, nos embarcamos en el Stella Australis, buque de la compañía chilena Cruceros Australis, que cumple ya más de dos décadas haciendo travesías por los canales fueguinos. El citado barco inició su andadura el 18 de diciembre de 2010 con una seductora primicia: navegar entre Punta Arenas (Chile) y Ushuaia (Argentina) por una ruta absolutamente novedosa y exclusiva en aguas del estrecho de Magallanes, del célebre canal Beagle y del mítico cabo de Hornos. Se trata de un crucero de cinco días y máximas comodidades a través de una región casi intacta, de soledades sempiternas y silencios primordiales, a la que se le adjudica el sobrenombre, tan sugerente como inequívoco, de Tierra del Fin del Mundo.
Tras levar anclas en Punta Arenas, el Stella Australis se engolfa en el estrecho de Magallanes, al cual –incluso si fuera sólo por abreviar- resulta un puro eufemismo denominar «estrecho». Siendo precisos, habría que calificarlo de interrumpido cruce de vías acuáticas, de laberinto devueltas y revueltas, bahías, canales, senos y fiordos, gran parte de los cuales es todavía hoy desconocida. Se cuentan por docenas los navíos que han naufragado en él «y nada prueba mejor el arte náutico de Magallanes que el haber sido durante años y años, a la vez que el primero, el último que logró atravesarlo sin perder un solo barco», nos cuenta Stephan Zweig en su magnífica biografía del insigne navegante, quien hizo su descubrimiento en 1520. «Pero eso era antes», matiza Paula Galindo, responsable de las charlas sobre glaciología a bordo del Stella Australis, «y hoy son otros tiempos. Nuestro barco incorpora la tecnología más moderna. A lo largo de nuestra ruta nunca se utiliza el piloto automático y las áreas de mayor dificultad están balizadas».
Javier Jayme
“La fotografía -insuperable modalidad del viaje, del turismo- es el principal medio moderno de ampliación del mundo”.
Susan Sontag
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