martes, 2 de agosto de 2011

Jerusalén



La iglesia actual es muy, muy, pero que muy confusa. Adriano, para atacar al judaísmo y al cristianismo, erigió encima un templo pagano dedicado a Venus. Pero curiosamente ese ataque ha permitido en los siglos mantener el lugar exacto de estos hechos. La madre del emperador Constantino, la reina Elena, que se había convertido al cristianismo, quedó muy impresionada con el relato del obispo acerca del lamentable abandono en que se encontraban los lugares consagrados por la vida y muerte de Jesús y, con la bendición, autoridad y fondos de su hijo, partió a visitar la Tierra Santa. Por ello primero identificó el lugar de la crucifixión (roca del Gólgota) y la tumba conocida como Anastasis (resurrección en griego). En Jerusalén identificó el lugar de la crucifixión (la roca que se venera como de la crucifixión). Hacia el año 326 leventó en el santo sepulcro la primera iglesia, pero el año 614 fue destruida por los persas. Lo volvieron a construir pero Hakim la volvió a destruir el año 1009. Parte sobre las obras de los cruzados de 1149, pero la iglesia ha sido repartida entre seis confesiones, de acuerdo con un Status Quo decretado por los turcos en 1852. La iglesia la comparten las comunidades cristianas católica, ortodoxa, armenia, copta, siria y etíope.

Entrando el templo, justo enfrente, se ve en el suelo la Piedra de la Unción, en la que se considera que fue depositado el cuerpo muerto de Jesucristo para ser ungido antes de su entierro. Muchos peregrinos pasan por la piedra cruces, rosarios, fotos,...

Entrando al templo a la derecha (a la derecha de la Piedra de la Unción) hay una empinada y peligrosa escalera que lleva al Gólgota. Ahí arriba, la primera capilla es de la Iglesia Católica Romana y la segunda de los Griegos Ortodoxos, en la que bajo un altar de plata de 1588 hay un disco de plata con un agujero en el que por una hendidura se puede tocar la roca del Gólgota o Calvario. El elemento más importante de este complejo es la rotonda central y sobria que contiene el sepulcro mismo. Al entrar hay una puerta doble, pero la de la derecha la cerró Saladino (que también quitó las campanas de la torre que hay a la izquierda).



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Miguel Berrocal

"Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla".

Confucio

551 AC-478 AC. Filósofo chino