En  verano huyo de los bosques de sombrillas y de los chiringuitos. Lo siento. Me  agobio. Ya no me divierte "pasar revista a las tropas", que es como mis colegas  y yo llamábamos a los paseos por la orilla del mar en busca de mucha  carne o poca tela, que tanto monta. Ahora la peña ha perdido los complejos y se  ven espectáculos inenarrables. Lo que me molesta es la gente, no la playa.  Observad esta lengua arenosa que une Mainland con St Ninian´s Isle, en las  Shetland. Un pequeño paraíso escondido. No se ven rascacielos de treinta pisos,  ni chuloputas marcando tableta, ni vendedores ambulantes, ni críos chillones  jodiendo con la pelota; en los acantilados cercanos anidan los fulmares. Los  valientes pueden darse un chapuzón en la playa sur, caminar unos pasos  y hacer lo propio en la norte. Me dijo un lugareño que la marea alta no  termina de cubrir nunca el pequeño istmo, que siempre se puede cruzar al verde  islote de St Ninian donde pastan las ovejas. Quizás más pronto que tarde no sea  así. Lástima que el cambio climático no pueda discriminar entre arenales  sepultados por el cemento y playas prístinas como  ésta.
 St  
Ninian
's  Isle Texto Miguel Á. Barroso

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