sábado, 18 de agosto de 2007

Isla de Delos y Mykonos


El fin de Delos, se dio con la invasión de la isla por parte del rey de los partos llamado Mitrídates en el s.I a.c., desembarcó y ordenó a sus soldados a que mataran a todos los griegos de la isla, indiferentemente de su edad o sexo, así miles de ancianos, mujeres, hombres, y niños perecieron en la isla. Romanos, sirios, judíos y egipcios progresivamente abandonaron la isla por temor a nuevas represalias. Efectivamente, el rey volvió y acabó con cualquier sombra de esplendor en la isla en una segunda campaña, por lo que Delos acabó siendo pasto del olvido.

Los arqueólogos colocaron de nuevo una palmera en el lugar donde según Homero nacieron los dos Dioses, y secaron el pequeño lago situado al lado, debido al peligro de la malaria, no obstante aún ahora produce una dulce sensación el pasear por sus escalones de mármol, sus calles semiderruidas, y ver la magnificencia de sus construcciones: teatro, alcantarillado, pozos pluviales, mosaicos, estatuas....que te trasladan a una época de ensueño donde se entremezclan los sueños, los mitos y las realidades de una civilización pródiga en pensamiento, en religión y en política social. Nos queda mucho que aprender después de 3000 años....

Cultos fálicos. El falo interviene en el culto de las divinidades protectoras de la fecundidad agraria y de la procreación, en especial en el culto de Dioniso (v.), en el que hubo al principio danzas de fertilidad cuyos ejecutantes disfrazados de machos cabríos lo portaban, amén de procesiones y cantos fálicos. De carácter mágico en un principio, pasaron después a meras diversiones y, suprimidos los elementos más crudos, dieron origen a altas manifestaciones artísticas. Procesiones fálicas (phallophoria) se celebraban en las Dionisias rústicas (Clemente de Alejandría, Protréptico, 11,34,2-5; Arnobio, VI, 28; Cornuto, 30), las urbanas y probablemente en las Leneas. En Delos (v.) son bien conocidas por la epigrafía y por los monumentos corégicos falomórficos. De las de Éfeso nos informa Heráclito (cfr. 15 Diels) y de las de Alejandría Ateneo (11,201E).


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Miguel Berrocal

"Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla".

Confucio

551 AC-478 AC. Filósofo chino